Hace años en algún libro de autoayuda, tan malo el libro como su autor, rescaté esta única frase: “Ser feliz, es permitirse que los sucesos sucedan”. Si bien el libro era realmente malo, la frase tiene mucho sentido. Gran parte de nuestro estrés negativo, nuestros problemas gástricos, nuestras migrañas y hasta nuestras pesadillas son la causa de cosas o situaciones que jamás nos van a pasar.
Los humanos somos expertos en angustiarnos de forma exagerada por estímulos creados en nuestra mente y fundamentados en miedos infantiles, en mitos ridículos, en historias mentirosas y lo peor de todo en creencias invalidantes sobre nosotros mismos. Estas creencias ridículas sobre nuestras capacidades, sobre nuestro potencial, sobre nuestra valentía y sobre nuestras posibilidades constituyen la caja de los mitos donde muchas veces permanecemos anclados.
De alguien muy sabio escuché la loca idea de asesinar en el primer minuto al malo de la película, de esa forma la película de terror se transformaría en una comedia sobre la vida de un asesino asesinado prematuramente. Con esto quiero decir, que la actitud correcta es la que corresponde en cada momento.
Está sobrevalorada la idea de que una actitud bonita, complaciente y afectuosa es la mejor. Todo lo contrario, la actitud correcta es la que hay que tener en el momento correcto, a veces hay que pelear, a veces hay que amar, a veces hay que abandonar, a veces hay que luchar, a veces hay que agarrar y muchas otras hay que soltar. A veces hay que encontrar un lugar a donde esconderse para lamer las heridas y aceptar que esa batalla se ha perdido.
Hacer un pastel en el horno toma una hora, exactamente igual que casi todas las cosas en la vida toman su tiempo, no hay atajos, no hay aceleradores, no hay perezas ni hay forma de que las cosas se den antes de su momento. No existen gerentes generales de veinte años, embarazadas de noventa ni futbolistas profesionales de setenta. Asumirnos y ocupar nuestro lugar en el mundo, es un excelente remedio para la ansiedad.
Una postura inteligente es la de construir un liderazgo firme y cercano, cuando decimos firmes nos referimos al peso y a la seriedad que tienen nuestras decisiones, es decir, una mirada vertical sobre la situación, a su vez esta decisión puede ser transmitida de forma cercana construyendo empatía, comunicación y cercanía con nuestro entorno en una mirada horizontal.
Por último, muchas veces es más inteligente pararnos y hablar desde nuestros fracasos ya que son muchos más que nuestros éxitos. Esa mirada desde las cosas que no salieron bien la llamamos madurez, la llamamos experiencia y también la llamamos autocrítica.
Entonces con todo lo anterior y con una gran alegría, nos preparamos para lo peor, esperamos lo mejor y nos permitimos que la vida nos sorprenda a cada paso, porque Ser Feliz, es permitirse que los sucesos sucedan.
Imagen obtenida de: PandaWhale
